INTERPRETACIONES DE KUKULKÁN
Las grandes obras son serenamente violentas.
Y si en la palabra no hay enardecimiento será sólo un comentario en vez
de un rapto.
Luis Cardoza y Aragón.
ROBERTO REAL DE LEÓN ha dibujado el camino por el
cual transita, guiado por la luz, intensa luz que emerge de su interior y se
filtra por las hendiduras de seres y objetos de la naturaleza. Su obra, desde el movimiento o la
quietud, provoca la integración de los sentidos porque los contiene.
Respira.
Parte de la sobriedad de un geometrismo profundo,
de formas austeras, para llegar a la figura a través de una evolución práctica
y poética. Existe siempre en su
trabajo una búsqueda interior que deviene en transformación erótica de la
realidad: re-creación de la sensualidad del mundo.
El dibujo ha sido presencia tangible en la pintura,
escultura y cerámica de Real de León, elemento sustancial de su trabajo que
gesta y activa la conformación de sus objetos artísticos. Tal vez su preocupación por lograr los
efectos deseados sea la causa por la cual el autor organiza la composición a
base de trazos que no le interesa ocultar, porque forman parte esencial de
ella. En su pintura se adivinan
las líneas bajo el color, como los cimientos de esa arquitectura que, en sus
propias palabras, “por ser femenina tiene aroma”.
Roberto Real de León transforma, dibuja, inicia el
vuelo y, con sus alas, ilumina la noche.